Es una verdad que hoy en día los conductores sonámbulos siguen siendo uno de los principales responsables de la mayoría de los accidentes de tránsito que se producen en las calles y las rutas de muchos países del mundo. Resultados de investigaciones concluyen en que el 10% de los accidentes en las zonas urbanas y el 20% en las carreteras, se han producido como consecuencia de conductores dormidos o semidormidos al volante.
El estudio que se llevó a cabo en esta oportunidad, combina en una meticulosa investigación accidentes reales con pruebas efectuadas en laboratorios, obteniendo resultados realmente inesperados. Uno de ellos refleja que la mitad de los conductores que padecen de sueño al volante, son hombres de menos de 30 años. Por otra parte, una de las causas que inciden principalmente en el estado del conductor se encuentra en los horarios del día, la cantidad y la calidad de horas de descanso y la ingesta o no de algún tipo de estimulante, como la cafeína o bebidas alcohólicas.
Los investigadores afirman que los intentos por mantenerse despierto no funcionan a largo plazo, así como tampoco se obtienen buenos resultados al bajar las ventanillas, pues la afirmación que el viento despierta es tan solo un mito. Esto simplemente causará un efecto temporal. Lo más aconsejable antes de emprender un viaje es descansar lo suficiente y consumir algún tipo de bebida que contenga cafeína. Otra de las recomendaciones apunta a no conducir durante aquellas horas del día en las que el metabolismo se encuentra naturalmente por debajo de lo normal.
Las estadísticas evidencian que el promedio de accidentes aumenta entre las dos y las seis de la mañana, cuando la temperatura del cuerpo y la actividad hormonal decrecen en busca de un descanso. Y son precisamente estas horas las más frecuentadas por los jóvenes, con lo que el riesgo de que se produzca algún tipo de accidente aumenta considerablemente.
Lo que definitivamente es cierto es que es responsabilidad de los conductores tomar las medidas de precaución necesarias para estar en óptimas condiciones físicas antes de sentarse frente al volante de un vehículo. Pero resulta más importante y constituye un deber ciudadano detener el automóvil frente al primer síntoma de disminución en sus reflejos, pues el no hacerlo es poner en peligro su vida, la de los suyos y la de los demás.
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